AQUÍ-LES
HABLO DEL POETA
Aquiles
Nazoa González
“Tú eres una ciudad abandonada en
el fondo de mi corazón.
Yo soy niño que entra en tus
casas abandonadas llamando a su madre, soy un niño perdido en ti que eres
una ciudad abandonada, y me desahogo en llanto sentado a la puerta de tus casas
vacías.
No sé leer, ni podría leer a
través del llanto el nombre que veo escrito en uno de tus muros; tal vez sea
palabra que busca mi desconsuelo, y no lo sé.
Ahora llego a tu plaza
inmensamente solitaria en la noche y allí viene a buscarme el alba que de
pronto ha surgido sobre tu abandono campanario, y entonces con la luz del día
que es como yo un niño de siete años, descubro que mi corazón está lleno de
flores”
(Aquiles Nazoa, Poemas Populares)
Este fragmento bien pudiera ser
carta de presentación de uno de los poetas más cultos de quien se pueda hablar
en Venezuela, Aquiles Nazoa González. De él dijo alguna vez Miguel Otero Silva:
“algún día aprenderemos a escribir como el gran Aquiles Nazoa”.
Este vate nació en Caracas,
el 17 de mayo de 1920 y muere en trágico accidente de tránsito en la autopista
regional del centro el 25 de abril de 1976.
Desempeñó humildes oficios,
mediante los cuales fue aprendiendo las cosas más sencillas, que luego serían
materia prima de sus textos y lo llevó a asumir los valores tradicionales
venezolanos, sobre todo, los de su ciudad natal, la que se apreciaba de conocer
muy bien, decía que podía deletrear sus paisajes, gracias a los paseos
dominicales que realizaba en la bicicleta de su papá.
Fue escritor, periodista,
humorista y crítico. Como periodista hizo uso del poder de fuego de la palabra,
fustigó el mal gusto de una burguesía neo-rica, satirizó los lastres de las
políticas de los gobiernos de su tiempo. Su humor encontró en estas materias
donde nutrirse y crear brillantes páginas.
Su pluma, sencilla, humilde,
picaresca y atrevida, conjugó tinta y verbo, para dar vida a un juego de humor
y amor que le valió duros exilios (Pérez Giménez 1957, Bolivia), pero también
le otorgó el reconocimiento del público, que lo nombró El Poeta de las Cosas
Sencillas”, homónimo de un programa de televisión “Las Cosas Más
Sencillas”, el cual administró con ingenio y vasta cultura, allí el poeta se
paseaba con deleite por el pequeño y maravilloso mundo de las historias.
Pocos poetas venezolanos han
gozado de tanta popularidad en el siglo XX, como Aquiles Nazoa, mención aparte
merecen Francisco Guaicaipuro Pardo en el siglo XIX y Andrés Eloy Blanco en el
XX.
En sus poemas para los niños, su
alma luminosa establece un puente inmediato con los pequeños. En él se
hacía patente y se reafirmaba la tesis de que todo gran poeta es sólo un niño
que ha crecido un poco.
Afirma Ludovico Silva que “no es
exagerado decir que el venezolano Aquiles Nazoa fue uno de los más grandes – si
no el más grande – de los poetas humorísticos de nuestra lengua”; es esta una
de las improntas más recordadas de nuestro bardo, sus estrofas octosílabas y
endecasílabos buscaban el ritmo interior de nuestra versificación y permitieron
memorizarlas pronto.
A través de la poesía su voz.
REINALDO CHAVIEL