domingo, 26 de abril de 2020

La Buena Sorte


Luego de viajar cerca de tres horas llego a los pies de esta mágica montaña y comienzo a caminar, y caminar, hasta llegada la tarde. Quedo exhausto y maravillado de tan Extenso bosque. Decido recostarme de una gran ceiba para descansar, pero un  profundo sueño Se apodera de mí entrando en este irrepetible mundo de los sueños, recuerdo que este gran árbol, en el cual estoy recostado se doble y me saluda, como si entre nosotros existiera una gran amistad, invitándome casi de inmediato a subir por unas sus ramas, describiéndome las maravillas del paisaje desde sus alturas. La ceiba logra con sus palabras y por supuesto yo para arriba voy!!!!!!! Puedo sentir la Fragancia de la selva virgen, y en las copas cantidades de hermosísimas orquídeas que bajo mi mirada se convertían en azules mariposas. En las ramas, más arriba, se encontraban los loros, las guacamayas vestidas con el tricolor patrio, tanto tucanes, azulejos, paraulatas y turpiales, un verdadero alboroto. Se me acerca uno de los turpiales y me invita a pasear sobre él: yo me asombro y por supuesto digo que sí, y yo pa arriba voy!!!!!!! Me poso sobre su hermoso plumaje y de inmediato él comienza a silbar nuestro himno nacional. Y arriba vamos, más alto que las copas de los árboles de este bosque vivo, más alto aún, volando yo sobre el turpial. La brisa me anima a continuar, observo los ríos y caídas de aguas cristalinas y sanadoras, grandes extensiones de tierras fértiles, doradas de jugosa frutas, cuando de repente veo una hermosísima mujer, cuya piel bronceada por sol, su larga cabellera como petróleo, ojos verdes como la naturaleza con brillo de esmeralda, se desplaza por la selva sobre una robusta danta, la cual se arrodilla para servirle a la Reina de la Naturaleza de transporte, por estos valles de resplandecientes verdes, valles que hacen transpirar ideales de libertad.
   Esta hermosa mujer gobierna los reinos vegetales, animal, mineral y espiritual siendo ella misma la “MADRE NATURA’’. Y yo desde aquí a esta altura, respiro este aire puro y fresco que renueva mi sangre LIBRE como yo hoy y siempre. Viendo la llegada de la luna, me cobijo bajo las plumas del turpial, escuchando por la noche los grillos, e iluminado el espacio de bellas luciérnagas, me duermo dentro de mi propio sueño, hasta el cantar de los gallos, cuando nazco para una nueva lucha.

Guillermo León: Valencia, 03/10/2004
Cuento Infantil Para Promoción del mito
Tomado del Libro Alejandro Colina El escultor radical
Carlos Colina: Compilador, Publicaciones UCAB.

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