Luego de viajar cerca
de tres horas llego a los pies de esta mágica montaña y comienzo a caminar, y
caminar, hasta llegada la tarde. Quedo exhausto y maravillado de tan Extenso
bosque. Decido recostarme de una gran ceiba para descansar, pero un profundo sueño Se apodera de mí entrando en
este irrepetible mundo de los sueños, recuerdo que este gran árbol, en el cual
estoy recostado se doble y me saluda, como si entre nosotros existiera una gran
amistad, invitándome casi de inmediato a subir por unas sus ramas,
describiéndome las maravillas del paisaje desde sus alturas. La ceiba logra con
sus palabras y por supuesto yo para arriba voy!!!!!!! Puedo sentir la Fragancia
de la selva virgen, y en las copas cantidades de hermosísimas orquídeas que
bajo mi mirada se convertían en azules mariposas. En las ramas, más arriba, se
encontraban los loros, las guacamayas vestidas con el tricolor patrio, tanto
tucanes, azulejos, paraulatas y turpiales, un verdadero alboroto. Se me acerca
uno de los turpiales y me invita a pasear sobre él: yo me asombro y por
supuesto digo que sí, y yo pa arriba voy!!!!!!! Me poso sobre su hermoso
plumaje y de inmediato él comienza a silbar nuestro himno nacional. Y arriba
vamos, más alto que las copas de los árboles de este bosque vivo, más alto aún,
volando yo sobre el turpial. La brisa me anima a continuar, observo los ríos y
caídas de aguas cristalinas y sanadoras, grandes extensiones de tierras
fértiles, doradas de jugosa frutas, cuando de repente veo una hermosísima
mujer, cuya piel bronceada por sol, su larga cabellera como petróleo, ojos
verdes como la naturaleza con brillo de esmeralda, se desplaza por la selva
sobre una robusta danta, la cual se arrodilla para servirle a la Reina de la
Naturaleza de transporte, por estos valles de resplandecientes verdes, valles
que hacen transpirar ideales de libertad.
Esta hermosa mujer gobierna los reinos
vegetales, animal, mineral y espiritual siendo ella misma la “MADRE NATURA’’. Y
yo desde aquí a esta altura, respiro este aire puro y fresco que renueva mi
sangre LIBRE como yo hoy y siempre. Viendo la llegada de la luna, me cobijo bajo
las plumas del turpial, escuchando por la noche los grillos, e iluminado el
espacio de bellas luciérnagas, me duermo dentro de mi propio sueño, hasta el
cantar de los gallos, cuando nazco para una nueva lucha.
Guillermo
León: Valencia, 03/10/2004
Cuento
Infantil Para Promoción del mito
Tomado
del Libro Alejandro Colina El escultor radical
Carlos
Colina: Compilador, Publicaciones UCAB.