domingo, 12 de julio de 2015

1:05 am


Se ha declarado abierta la noche, todos sin excepción son bienvenidos pueden venir a matar o a morir, somos libres de hacer a nuestras anchas, formidables atletas de metal, depósitos de sombras, maestros bailarines del son que nos toque. Contamos con la luz de las estrellas, con Mariana, con Sofía o como llegue a llamarse. Contamos con los rayos y con los puños armados. La amistad (como de costumbre) es fundamental, pero puedes llegar sin ella, aquí se te proveerá, porque la noche es el arrebato de la emoción. Contamos con la frescura del rocío si alcanzamos al amanecer, y con los primeros resplandores del sol señalando el camino de vuelta. Respiramos del polvo, incendiamos el monte y vamos caminando como lobos por el bosque, flotamos y reímos como locos, porque la noche es eso, la calamidad cuando no se padece, el cáliz de la eterna juventud, la sorpresa en el piso, un instante después se suscitará un beso y tendrás suerte si llega el amor.  Del libro 25 Madrugadas: Gastón Fortis    

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